Publicamos este nostalgioso e-mail de un cofrade, amigo y colega periodista santafesino arraigado en Buenos Aires, que contiene algo de historia de Santa Fe.
No escribe Enrique Escobar Cello, Caballero de la Orden del Poncho
Queridos Juan Carlos y Rodo:
Hoy entré en el blog de nuestra Orden, y me embargó la nostalgia de tantos nombres caros a mis sentimientos y a mis recuerdos: Atahualpa, amigo de mi padre y luego mío, que honró plurales veces mi mesa familiar, primero en París y luego en Buenos Aires; Tito Ulla (jurisconsulto que hizo sus primeras armas en el Estudio Escobar Cello), el infatigable, brillante y estudioso historiador, Don Agustín Zapata Gollán; Enzo Vittori (¡distinguido señorón y brillante pluma!); el querido Pachún Barreiro, Don Baldomero Banús (artista de nota), Capitein Funes (que a veces me sacaba del Nacional para llevarme a tomar un liso en el Baviera de la calle Mendoza); el talentoso, inefable y querible Vittorino De Carolis, el erudito profesor López Cuesta... el nombre de mi padre, precediéndome en el privilegio de integrar esta lista. ¡En fin, tantos nombres queridos que podría seguir mencionando!
Y, curioseando me encontré con una foto de nosotros tres, la noche de nuestro ordenamiento, Juan Carlos. Atrás, en esa foto, se divisa la carita de mi hijo Agustín... ¡hoy un hombre hecho y derecho...! ¡Pasan los años caracho!
Gracias por mantener -con la factura de ese blog- vigente la memoria de esta institución santafesina (La Orden del Poncho) que arrastra consigo la tradición de aquella Santa Fe, con su barrio sur, con olor a río y tañido de campanas... cuando los tranvías corrían de sur a norte, por la calle San Gerónimo.
Les mando un cordial abrazo.
EEC
n.b. Deberíamos hacer una comida de cófrades ¿no?
N. del E.: Grite ¡Carnaval! y ya estamos mojados. ¿Cuándo y dónde?
No escribe Enrique Escobar Cello, Caballero de la Orden del Poncho
Queridos Juan Carlos y Rodo:
Hoy entré en el blog de nuestra Orden, y me embargó la nostalgia de tantos nombres caros a mis sentimientos y a mis recuerdos: Atahualpa, amigo de mi padre y luego mío, que honró plurales veces mi mesa familiar, primero en París y luego en Buenos Aires; Tito Ulla (jurisconsulto que hizo sus primeras armas en el Estudio Escobar Cello), el infatigable, brillante y estudioso historiador, Don Agustín Zapata Gollán; Enzo Vittori (¡distinguido señorón y brillante pluma!); el querido Pachún Barreiro, Don Baldomero Banús (artista de nota), Capitein Funes (que a veces me sacaba del Nacional para llevarme a tomar un liso en el Baviera de la calle Mendoza); el talentoso, inefable y querible Vittorino De Carolis, el erudito profesor López Cuesta... el nombre de mi padre, precediéndome en el privilegio de integrar esta lista. ¡En fin, tantos nombres queridos que podría seguir mencionando!
Y, curioseando me encontré con una foto de nosotros tres, la noche de nuestro ordenamiento, Juan Carlos. Atrás, en esa foto, se divisa la carita de mi hijo Agustín... ¡hoy un hombre hecho y derecho...! ¡Pasan los años caracho!
Gracias por mantener -con la factura de ese blog- vigente la memoria de esta institución santafesina (La Orden del Poncho) que arrastra consigo la tradición de aquella Santa Fe, con su barrio sur, con olor a río y tañido de campanas... cuando los tranvías corrían de sur a norte, por la calle San Gerónimo.
Les mando un cordial abrazo.
EEC
n.b. Deberíamos hacer una comida de cófrades ¿no?
N. del E.: Grite ¡Carnaval! y ya estamos mojados. ¿Cuándo y dónde?
Mis respetos a Enrique, de familia preclara y de historia elegante. Espero que alguna vez me toque a mi pasar la cabeza por ese poncho.
ResponderEliminarDicho el deseo guardo la anonimia.
Adelante caballeros y damas de la cofradía.
Felicítoles por este blog, hacía falta.
Napoleon Sesto
así que Menem se choreó el poncho original e hizo una copia.
ResponderEliminaraajajaj